Recorrido de M.A.

Trayectorias en transporte público

Recorrido de M.A.

M.A. se levanta todos los días a las 5:30 a.m., prepara la comida para sus hijos y se arregla para ir a trabajar. Ella tiene 45 años y trabaja como cocinera en una fonda en Santa Tere, en Guadalajara. Sale de su casa a las 6:30 a.m. y camina 2 km para llegar a la parada de autobús más cercana a su domicilio ubicado en San Sebastianito, Tlaquepaque. A la hora que sale hay presencia de gente en la calle, puesto que coincide con la entrada de los adolescentes a la secundaria y así siente menos temor al atravesar lotes baldíos y campos de fútbol vacíos en la oscuridad. Esto implica que gaste en un camión más para llegar a su empleo, pero de lo contrario tendría que salir más temprano y eso la hace sentir muy insegura.

Llega a la parada de autobús a las 6:50 a.m. y ahí espera unos 10 minutos para poder subirse a una ruta con el suficiente espacio para llevarla. Normalmente le toca ir en los escalones y lidiar con el hacinamiento y los empujones. Lleva su mochila al frente para proteger su cuerpo lo más posible y no usa su celular en el trayecto.

A las 7:05 a.m. llega a la parada de Periférico Sur, afuera de la estación del Tren Ligero. Al bajarse del autobús camina unos 200 metros entre tumultos, puestos de comida y autobuses que van y vienen. Este pequeño trayecto la pone tensa puesto que el espacio y el ambiente son caóticos.

Adentro de la estación de Periférico Sur espera unos minutos y se sube al tren que normalmente a esa hora se llena y termina de saturarse en las estaciones siguientes. Todo el tiempo usa su bolso como escudo de protección. M.A. viaja 12 estaciones de la línea 1.

Aproximadamente a las 7:40 a.m. se baja del tren en la estación El Refugio y camina unos 600 metros para tomar el siguiente autobús. Sin embargo, esta ruta normalmente se tarda demasiado en pasar y M.A. debe llegar a tiempo a su empleo, por lo que casi diario toma un taxi colectivo que le cobra tres pesos más que el camión. Al bajarse del taxi colectivo, debe caminar unos 600 metros más para llegar a su lugar de trabajo entre las 8:00 y las 8:10 a.m.

M.A. pasa el día cocinando en una fonda en Santa Tere, una zona comercial de Guadalajara. Ella decidió aceptar este trabajo aunque esté alejado de su casa, porque en general, los empleos en las zonas centrales de la metrópolis son mejor pagados. También me contó que en este empleo se siente más respetada por sus jefes y por los clientes. En sus empleos anteriores, los cuales también eran en negocios de comida, era frecuente que viviera faltas de respeto sobre todo de los clientes, sin que ella pudiera hacer mucho al respecto.

Aproximadamente a las 5:00 p.m., M.A. sale de su trabajo y camina una cuadra para esperar el camión. Si pasa rápido, a las 5:10 p.m. ya está en el autobús. Normalmente va lleno y le toca cuidarse de los empujones. Viaja hasta el centro de Guadalajara para ahorrarse un camión y a donde llega como a las 5:50 p.m., camina unas cuadras y hace fila para esperar la siguiente ruta. La espera puede tardar mucho, sobre todo en la época navideña, así que lleva ropa extra de acuerdo con la temporada (lluvias, frío, calor). Si tiene suerte, se sube al camión a las 6:00 p.m. Si lleva prisa, se sube aunque no le toque asiento, sino, se espera para ir sentada puesto que el recorrido toma mínimo 45 minutos.

Alrededor de las 6:45 p.m. llega a la parada del camión de su colonia. Antes de ir hacia su casa, M.A. realiza diferentes compras. Primero en el supermercado que está frente a la parada de autobús, en donde compra lo que va a preparar de comer para esa noche y la mañana siguiente. Sin embargo, hay algunos productos que en ese establecimiento cuestan más caros y prefiere comprarlos en otra tienda.

Cuando termina de comprar, camina hacia su casa. Cuando encuentra puntos ciegos en su camino, como cocheras o árboles grandes, prefiere caminar por la calle en lugar de por la banqueta. Va tomando estas decisiones dependiendo de la iluminación y de la gente que se encuentra a esa hora. Dos cuadras antes de llegar a su casa, se detiene en otra tienda en donde compra los productos que le hicieron falta. Cuando termina, camina unos 300 metros más hasta llegar a su casa.

La trayectoria de M.A. da cuenta de las barreras más frecuentes a las que se enfrenta para moverse por la ciudad, que son principalmente de tipo físico-espacial, temporales, organizacionales y económicas. Las barreras físico-espaciales son constantes en su recorrido. Estas se pueden observar en la larga distancia que recorre, en la falta de alumbrado público y los puntos ciegos de muchos de los espacios por los que transita. También en las malas condiciones físicas de los camiones y el hacinamiento. Las barreras temporales también son un factor importante para M.A. puesto que la hora a la que debe entrar a su empleo, le implica tomar la decisión entre salir de casa muy temprano y atravesar espacios que la ponen en riesgo o gastar más en transporte público. De igual manera, los horarios de los autobuses no responden a sus necesidades y debe utilizar taxis, lo cual implica mayor gasto. Las barreras económicas la orillan a realizar recorridos más largos y más cansados puesto que son más baratos. Por último, las barreras organizacionales están relacionadas con el rol de género que desempeña. M.A. es divorciada y ella sola es la principal proveedora y cuidadora del hogar, aunque sus hijos son mayores, hay muchas labores de cuidado que M.A. sigue realizando, como preparar la comida.

Nota: La clasificación de las barreras se realizó de acuerdo con la conceptualización realizada por Jirón y Mansilla (2013). “Atravesando la Espesura de la Ciudad: Vida Cotidiana y Barreras de Accesibilidad de los Habitantes de la Periferia Urbana de Santiago de Chile”. Revista de Geografía Norte Grande, 56: 53-74.